Un tío mio fué zapatero y de hecho creo que las primera botas que me calcé cuando aprendí a andar, salieron de sus manos.
Suelo mirarlas en internet con ojitos, pero hace unas semanas vi unas en el brocante y no me puede resistir. Solo quería una, pero el vendedor quería venderlas las dos juntas.
Como veis, estaban en un estado penoso. Sucias, deshidratadas, pintarrajeadas, golpeadas, es indudable que se ha trabajado con ellas.
Son pequeñas, de niño.
Las he tenido que limpiar con agua y jabón, lijar, teñir y dar cera en cantidades industriales, pero ha merecido la pena, han quedado divinas, conservando muchos de los golpes y señales de uso, no quería borrar toda su historia.
Con este proyecto participo en el finde frugal de Marcela
¡Me encantan!
ResponderEliminarTengo muchísimas ganas de conseguir unas, pero todas las que encuentro son carísimas.
Un besazo y feliz fin de semana.
No son baratas, aunque estas no costaron mucho, es cuestión de estar pendiente.
ResponderEliminarQué gran cambio te quedaron de lujo.
ResponderEliminarNosotras tenemos algunas muy grandotas y solo nos costaron un euro cada una,que ganga.
Las pequeñas se cotizan más.
Besos de las dos
Te quedaron hermosas y que suerte la tuya que las encontrastes, yo hace mucho estoy buscando unas pero no las encuentro, he visto pero de plástico y yo las quiero de madera. saludos
ResponderEliminarTe quedaron preciosas, son una monada.
ResponderEliminarBesos ������
Increíble el cambio!!
ResponderEliminarDespués de tanto uso se merecen un reconocimiento, por parte de alguien que lo valore y respete
Te felicito por conseguirlas y cuidarlas.
BESOS
Menudo cambio.
ResponderEliminarMe gusta eso de restaurar cosas, de darle una nueva cara a lo que probablemente terminaría en la papelera.
Te han quedado genial.
Bssss